sábado, 4 de diciembre de 2021

7 ideas para interceder por las almas del Purgatorio durante todo el año

El ex decano de la Escuela de Teología de la Universidad de Seton Hall (Estados Unidos), John Grondelski, enumeró una lista de actividades que los fieles pueden realizar para ayudar a las almas del purgatorio todo el año y no solamente en el mes de noviembre.

En un artículo publicado en el National Catholic Register, Grondelski recordó que la Iglesia dedica particularmente el mes de noviembre a orar por las almas del purgatorio y resaltó que a fines de año, los “temas escatológicos (muerte, juicio, cielo, infierno, vigilancia) pasan a primer plano en las lecturas bíblicas de la Iglesia”.

Pero, esta devoción debería mantenerse a través del año, por ello, el ex decano señaló 7 sugerencias para recordar a las almas del purgatorio luego de finalizar noviembre.

1. Orar por los muertos

Grondelski animó a los fieles a agregar alguna oración por las personas que han partido en su oración diaria y alentó a enseñar a los hijos a rezar por las almas de los fallecidos.

Además, instó a rezar el Rosario o la Coronilla de la Divina Misericordia por los difuntos.

2. Ofrecer Misas

“No hay mejor oración que podamos hacer por los muertos que la Santa Misa. ¿Cuándo fue la última vez que organizó una Misa para alguien? ¿Padres? ¿Abuelos? ¿Parientes?”, preguntó.

El ex decano aconsejó participar de Misa “al menos un día laborable cada semana y ofrézcala por los difuntos”.

“Si trabaja, muchas iglesias celebran Misas a la hora del almuerzo, algunas incluso por la noche. ¿Estás demasiado ocupado el sábado por la mañana?”, indicó.

3. Ir a un cementerio

Grondelski indicó que los cementerios católicos “también son lugares religiosos, son parte de la Iglesia” y recordó que incluso se conceden indulgencias plenarias en noviembre bajo “las condiciones habituales (confesión, comunión, oración por el Papa) para quienes visitan un cementerio”.

“Visitar un cementerio es una excelente oportunidad para ayudar a los fieles fallecidos durante todo el año. ¿Cuándo fue la última vez que visitó las tumbas de sus familiares?”, agregó.

4. Meditar sobre la muerte

“¡La espiritualidad católica nos ha instado durante mucho tiempo al Memento Mori! (Recuerda que morirás). Es el momento decisivo de tu vida. Los autores católicos han abordado este tema durante mucho tiempo”, recordó.

El autor animó a leer literatura católica sobre este tema como “Consoling Thoughts on Sickness and Death” (Pensamientos consoladores sobre la enfermedad y la muerte) de San Francisco de Sales o “Preparación para la muerte” de San Alfonso María de Ligorio.

5. Hacer un testamento

Grondelski señaló que un testamento muestra cómo se distribuirá las cosas que se deja en el mundo luego de la muerte, y resaltó que es una oportunidad “para hacer una declaración de fe”, por ejemplo, indicar que “dará limosna para otros o pedir la celebración de Misas para uno mismo después de la muerte”.

 6. Visitar a personas que han perdido a alguien cercano

“Todos pensamos en los que quedan cuando alguien muere. Pero nunca nos sentimos cómodos hablando con ellos. A medida que pasa el tiempo, también nos olvidamos de ellos”, señaló el autor.

El ex decano indicó que, en esta pandemia de COVID-19, es probable que “conozcas a alguien que ha estado en duelo”, por lo que, animó a dar una llamada, llevarlos a cenar, y remarcó que, si es un niño, este acto puede lograr llenar “algo del vacío” que dejaron los padres.

Grondelski animó a llevar “al niño a algún lugar, pase algo de tiempo con él o tal vez haga algo tan simple como arreglar un juguete o realizar una actividad que el niño solía hacer con el padre perdido”.

“¿No sabes qué decir? Qué tal simplemente estar allí y, si todavía está buscando palabras, un ‘Ave María’ estará bien”, agregó.

7. Asistir a un velorio

“Es el momento de ‘presentar respetos’, consolar a los afligidos, pero, especialmente, de orar por los muertos. ¿Viene normalmente su párroco a un velorio? Si no, invítalo. Si todavía no lo hace, aún puede dirigir el Rosario o la Coronilla de la Divina Misericordia”, concluyó.

Redacción ACI Prensa  3.12.21

martes, 23 de noviembre de 2021

Creció en una dinastía anticatólica: la vida del primer sacerdote y mártir coreano llega al cine



 San Andrés Kim Taegon.
A finales de noviembre comenzará a rodarse un biopic en honor al primer santo de Corea y el segundo centenario de su nacimiento, san Andrés Kim Taegon.
A lo largo de este 2021, la Iglesia universal y los propios católicos de Corea celebran los 200 años del nacimiento de su primer sacerdote nativo, san Andrés Kim Taegon.

Para celebrarlo, anuncia The Korea Times, muchos esperan con expectación el próximo estreno del biopic sobre el mártir beatificado en 1925 junto a su padre y que, como ha informado su director Park Heung-sik, comenzará a rodarse a finales de este mes.

Kim nació en 1821 durante la dinastía Joseon en Dangjin, a unos 120 kilómetros al sur de Seúl.

Nacido en una dinastía salvajemente anticatólica

Fue educado en una devota familia católica que, como tantas otros de su localidad, conoció el mensaje del cristianismo a través de la literatura china de forma clandestina, bajo una estricta persecución por parte de la dinastía de Joseon (antigua Corea, entre el 1392 y 1910).

A los 15 años, Kim decidió viajar a pie un seminario en Macao (China). Más adelante fue ordenado sacerdote en la catedral de Shangai en 1845, siendo totalmente indiferente a unas represalias contra el cristianismo que llegarían más pronto que tarde.

Estaba regresando a su hogar cuando le pidieron ayuda para arreglar la entrada de los misioneros cristianos a Corea por zonas carentes de vigilancia de vigilantes y patrullas.

El padre de San Andrés había convertido el hogar en una auténtica Iglesia doméstica, lo que también pagó con su vida. En cuatro generaciones, once miembros de su familia derramaron su sangre por Jesucristo y varios han sido ya beatificados o canonizados.

El joven Andrés tenía 25 años cuando mandaron arrestarle, torturarle y definitivamente decapitarlo en el rio Hahn.

Tuvieron que transcurrir más de cien años para que un Papa, Juan Pablo II, visitase el santuario de Taegon en 1984 y lo canonizase  junto con otros 102 mártires, la mayoría de ellos laicos.

Estatua de san Andrés Kim Taegon, en el patio de la catedral de Myeongdong, Corea del Sur.

El primero de una Iglesia única en el mundo

“La Iglesia coreana es única porque fue fundada completamente por laicos”, destacó el Papa polaco tras la ceremonia.

“Esta Iglesia incipiente, tan joven y sin embargo tan fuerte en la fe, soportó una ola tras otra de feroz persecución y en menos de un siglo podía gloriarse de tener 10,000 mártires. La muerte de estos mártires fue la levadura de la Iglesia y llevó al espléndido florecimiento actual de la Iglesia coreana”, añadió.

La película, de la que ya se conoce el título en inglés (Birth), será protagonizada por el actor Yoon Si-yoon interpretando al primer sacerdote católico de Corea y contará con la presencia de otros renombrados actores coreanos como Ahn Sung-ki, Lee Moon-sik, Shin Jung-geun y Nam Da-reum.


Yoon Si-yoon dará vida al primer sacerdote coreano Kim Taegon, mártir y santo, en la gran pantalla.

Mártir... y no solo: santo, aventurero y escritor

“Quiero contarle a la gente los extraordinarios logros de Kim, no solo como mártir católico, sino como aventurero que vagó por el mar y la tierra durante una era turbulenta”, afirma el director de la película, Park Heung-sik.

La película, explica el director, recorrerá la corta vida del joven sacerdote, centrándose en el período transcurrido entre sus estudios en Macao y su martirio como sacerdote con 25 años.

Otro de sus objetivos con la cinta será ofrecer una visión mesurada de un personaje “que apenas llama la atención fuera de la Iglesia católica por ser una figura religiosa”, olvidando en muchas ocasiones su amplio bagaje cultural y aventurero.

“Kim fue uno de los primeros coreanos que aceptó la cultura occidental a través de los idiomas, la educación y la religión”, destaca el director.

“Quiero ayudar a encontrar el lugar adecuado para el padre Kim Taegon en la historia de Corea ofreciendo una perspectiva emocionante, junto con situaciones espectaculares de la época”, cómo abrió la era moderna de Joseon o su fallecimiento como pionero y aventurero.

 ReL 23 noviembre 2021

sábado, 30 de octubre de 2021

Seis errores comunes sobre la Cristiada y sus consecuencias, aclarados por el historiador Jean Meyer

 Enrique Gorostieta, el general cristero, fue profundamente católico y coherente con su fe durante la participación en la contienda. En la imagen, Andy García, quien le interpreta en la película «Cristiada».

por  J. M. Carrera 

 A sus 79 años, Jean Meyer, es posiblemente el mayor conocedor vivo de la Cristiada, a la que consagró un libro ya clásico, La Cristiada. Este episodio de la historia de México, al que da nombre la película de 2012 protagonizada por Eva Longoria, Andy García y Eduardo Verástegui, enfrentó al Estado contra la fe católica. La Iglesia estuvo cerca de ser exterminada y los católicos asesinados se cuentan por miles. Entrevistado por Luis Medina en Reconquista Network, Meyer ha desgranado los grandes mitos y curiosidades en torno a esta persecución.

La persecución fue más allá de lo que la Iglesia podía aceptar

El 31 de julio de 1926, la Ley Calles culminó la escalada anticatólica en México que comenzó en el siglo XIX y que continuó en la Revolución de 1910.

Poco antes de ser promulgada la Constitución de 1917, el arzobispo mexicano José Mora y del Río detalló al Papa Benedicto XV que “la Revolución, buscando la reforma y la restauración de los asuntos públicos a través de la violencia y de la subversión de todo el orden, ha establecido perseguir la religión hasta extinguirla”.

Un año después, la carta magna confirmaba lo dicho por Río. Prohibía a la Iglesia ejercer la educación, el establecimiento de órdenes monásticas, el culto público y la capacidad para tener bienes: los que aún no lo eran, pasaban a ser propiedad del Estado.

En un primer momento, solo podían ejercer como sacerdotes los nacidos en México. Con la Ley Calles de 1926, la medida se amplió de modo que no podía ejercer ningún sacerdote que no se inscribiese en la Secretaría de Gobernación, en una situación "comparable" a “los juramentados” de la Vendée de 1790, ante la intención de crear una iglesia nacional.

A efectos prácticos, “era como si el gobierno le dijese a la Iglesia quien tenía permiso para ser sacerdote o no. Y eso era algo que la Santa Sede no podía aceptar”, destaca Meyer. “Entonces prohibió a los obispos aceptar la Ley Calles y publicaron el Non Possumus –no podemos aceptar–”.

La Iglesia, contra la Constitución mexicana

Al episcopado mexicano solo le quedaba recurrir a la suspensión del culto, una medida empleada en situaciones extraordinarias. Ante la suspensión, las protestas de los fieles católicos eran tan drásticas que podían obligar al gobierno a revocar las medidas que motivaban esta decisión. Pero no fue el caso de México.

“La Santa Sede condena la Ley y todo acto que el pueblo fiel pueda interpretar como acatamiento a esta Ley”, promulgó el cardenal Gasparri. “No reconocemos y combatiremos los artículos 3º, 5º y 130º de la constitución vigente”, afirmó en febrero de 1926.

La guerra del Estado contra la Iglesia había estallado.

El 21 de julio comenzó a ser aplicada la Ley Calles y diez días después, se decretó la suspensión. Así comenzó uno de los conflictos civiles más cruentos de la historia contemporánea, durante tres largos años entre 1926 y 1929.

La superproducción Cristiada –For greather glory– plasmó la realidad de la defensa de los católicos mexicanos, liderados en el ámbito civil por Anacleto González Flores (Eduardo Verástegui) y en el militar por Enrique Gorostieta (Andy García).

Meyer aclara en la entrevista algunos errores comunes sobre la Cristiada y los cristeros.

1º Gorostieta no estaba alejado de la fe

Uno de los mitos más difundidos en torno a la Cristiada es la imagen del general del ejército católico, Enrique Gorostieta Velarde, como una persona alejada de la fe. “Yo mismo dije que Gorostieta no era católico, pero tuve que rectificar”, admite Meyer.

Una bisnieta del general se encontró con el historiador y le enseñó la correspondencia de Gorostieta con su esposa. “Son cartas de un católico cabal, por los cuatro costados”.

La superproducción de cine pasó este dato por alto. “Ese mito que propagué equivocadamente en mi libro aparece en la película donde Gorostieta (Andy García) hace muchas cosas que no son ciertas: el Gorostieta que toma whisky y fuma puros mientras se celebra una misa de difuntos es impensable. Tuve que rectificar”, reitera.

Y lo hizo: "Las cartas revelan un hombre profundamente enamorado de su esposa, que adora a sus hijos. Y un católico que aceptó ir al monte por deber, para defender al pueblo católico y a la Iglesia... Entre líneas, se lee el gran drama de la Cristiada, el compromiso total de un hombre que invoca a Dios, a Cristo, a María, se encomienda a las oraciones de los suyos, reza para los suyos, y no duda de la victoria final", escribió Meyer en El Universal.

2º ...ni tampoco era un mercenario

Además, en un principio se presenta a Gorostieta como un personaje escéptico, motivado exclusivamente por una cuantiosa suma de dinero que le ofrecía la Liga Nacional de la Libertad Religiosa, el movimiento que aglutinaba la oposición católica en México.

“No entró en la Cristiada para vengarse de la Revolución –su lealtad a un presidente anterior truncó su carrera militar–, ni tampoco como mercenario. Tenemos la carta de su esposa: le dieron una única mensualidad en los tres años que estuvo, lo que de recibirlas todas, habrían supuesto treinta y seis”, explica. Aquí pueden consultarse algunos fragmentos de esas cartas.

De hecho, la única persona que recibió una compensación económica fue su esposa. “Cuando murió Gorostieta, ella cobró un seguro de vida. Pero él, ni era agnóstico, ni vengativo, ni mercenario: acude a la Cristiada como católico”.

Tulita Lasaga Gorostieta.

Tulita Lasaga Gorostieta, esposa del general cristero, fue la única de la familia que percibió alguna compensación económica por la participación de su marido en la Cristiada, tras su muerte.

3º Plutarco Elías Calles, un personaje lleno de contradicciones

Otra de las grandes curiosidades que menciona Meyer son las contradicciones internas del propio Calles. Cuenta que trabó una sincera amistad con doña Hortensia y doña Alicia, las hijas del presidente y general mexicano. Ninguna de ellas comprendía los motivos de su actitud.

“¿Por qué nuestro padre odiaba tanto a los sacerdotes? Siempre fue un misterio”, le decían a Meyer. Ambas estaban bautizadas, confirmadas, se casaron por la Iglesia… Incluso, cuando la familia se fue al exilio bajo la presidencia de Cárdenas –uno de los sucesores de Calles–, este las llevó a un colegio de religiosas.

La relación entre la Revolución Mexicana, la Constitución de 1917, Calles y la Masonería, contada por el padre Javier Olivera Ravasi.

4º Gorostieta, muerto por un descuido estratégico

“También se dijo que los malvados habían asesinado a Gorostieta en un complot. No fue así”, explica el autor del libro “La Cristiada”.

De hecho, fue debido a un descuido. “Un destacamento del ejército lo mató sin saber que era Gorostieta. El se encontraba ahí de casualidad. Tenían que cruzar el gran valle del río Lerma, y se paró con sus hombres a descansar en una hacienda medio en ruinas cuando llego un destacamento federal”.

“Los cristeros habían cometido un descuido, incluso habían desensillado los caballos. Gorostieta llegó a subir a su caballo, le tumbaron de un disparo y ahí murió”. Fue el 2 de junio de 1929.

El general cristero, Enrique Gorostieta Velarde.

El general cristero Enrique Gorostieta Velarde, fallecido poco antes de firmarse "los arreglos" entre la Santa Sede y el Estado de México.

5º La verdadera persecución vino después de la Cristiada

Durante esos tres años, el ejército cristero combatió al gobierno federal y, para junio de 1929, a las autoridades gubernamentales solo les quedaba recurrir a los conocidos “arreglos” para alcanzar una paz que en la realidad se mostraría ineficaz. La persecución continuó.

Caído el general, el destino de la contienda estaba escrito. El 21 del mismo mes, los obispos Ruiz y Flores y Pascual Díaz firmaron con el presidente Portes Gil los acuerdos entre la Iglesia Católica y el Estado, más conocidos como “los arreglos”.

“El gobierno respetó los arreglos más o menos un año. Después hubo un cambio de gobierno y empezó una persecución religiosa feroz que duró hasta 1936, cuando Cárdenas tomó el poder”.

Cárdenas, el nuevo presidente, ateo, de familia católica y bautizado, “no era un general matón revolucionario, y conocía muy bien el México profundo. Cuando viajaba se quedaba a dormir en casa del cura. Entendió que había que devolver la paz religiosa a México, y sin eso no podía hacer nada”, explica el historiador. “Le costó dos años desmantelar toda la red de gobernadores del tiempo de calles que si eran anticlericales para alcanzar la paz”.

“En el momento en que Cárdenas triunfó sobre Calles, cuando llegó al poder, solo había 305 sacerdotes autorizados para todo el país”, en lugar de los 5000 que había en un principio. En 18 estados no había un solo templo abierto. “Durante el conflicto religioso nunca se llegó a ese extremo de persecución”, cuenta el historiador.

6º Y hubo respuesta: “La Segunda”

“Hubo un segundo levantamiento, mucho más pequeño... el Papa apostó que sería terrible y denunció la violación de los acuerdos, pero creía que tarde o temprano llegaría un presidente nuevo y las cosas se calmarían”.

Pío XI “ganó la apuesta”, pero a un alto precio. De 1931 a 1938 fueron años de persecución religiosa y los pocos miles de guerrilleros católicos que permanecían combatiendo fueron obligados por el Papa a abandonar las armas, bajo pena de excomunión.

Sin embargo, la Iglesia permaneció. El gobierno redujo entonces la cifra autorizada de sacerdotes, y las autoridades solo permitieron el ejercicio de un sacerdote por cada 100.000 fieles.

En palabras del historiador mexicano Luis González, “la Iglesia era un roble frente a los ataques de sus enemigos. Ni el leñador líder, ni el intelectual ni el político lograron que sus hachas penetraran mayormente el tronco eclesiástico”.  

/ ReL  30 octubre 2021

lunes, 25 de octubre de 2021

Fernando Paz: «Yo no descartaría una interpretación escatológica de lo que está sucediendo»

Según el historiador Fernando Paz, los objetivos del globalismo no son solo el poder y el dinero, sino, sobre todo, ideológicos e incompatibles con la civilización cristiana. 

por Carmelo López-Arias

Las élites globalistas están sometiendo a los pueblos gracias a su poder financiero y al control absoluto sobre los grandes medios y canales de información. El objetivo último es ideológico y esencialmente anticristiano. El historiador y analista político Fernando Paz da la voz de alarma en un libro que busca, ante todo, concienciar de esta situación mostrándola al lector con un impresionante acopio de documentación.

Se trata de ¡Despierta! (La Esfera de los Libros), un análisis coherente e ilustrativo sobre lo que ha sucedido en el mundo, y con especial énfasis en España, en el último año y medio.

-De un gobierno mundial se viene hablando desde hace mucho, sobre todo tras la Segunda Guerra Mundial. Lo que vivimos ahora, ¿es un acelerón o un proceso distinto con actores nuevos?

-En parte es un acelerón a un proceso en marcha, aunque ciertamente presenta caracteres muy novedosos. Como proyecto, el globalismo no es algo nuevo, aunque su ejecución sí lo es. No cabe duda de que se trata de la que quizá sea la última consecuencia directa del desenlace de la Segunda Guerra Mundial. En último análisis, el esquema que pretenden imponer los globalistas al conjunto del mundo es semejante al que las potencias anglosajonas han venido practicando históricamente con sus propios pueblos.

»Aunque las fuerzas que han desencadenado este proceso llevaban tiempo presionando (tanto desde los organismos políticos como desde los comerciales, la industria farmacéutica o la OMS), todo esto se ha precipitado en los últimos tiempos.

-¿Qué ha cambiado para que haya producido esa aceleración?

-Qué es lo que ha cambiado con respecto a la situación anterior no es fácil de contestar, porque estamos inmersos en pleno proceso, y carecemos de perspectiva. Pero no está de más señalar que el periodo que media entre la Segunda Guerra Mundial y el momento actual debe de ser dividido, al menos, en dos grandes partes, separadas por la caída del muro de Berlín.

»Desde que se produjo el desmantelamiento del bloque comunista, Occidente se ha precipitado en el abismo. Al principio, inadvertidamente; pero, poco a poco, el proceso se ha acelerado, y la degradación de nuestra parte de mundo –que ya no está precisada de exhibir superioridad moral alguna sobre el enemigo– parece imparable y, desde luego, es algo más que coyuntural.

-¿No hay marcha atrás?

-Lo que ha sucedido en este tiempo es que esa degradación ha alcanzado todos los ámbitos de nuestra sociedad. La población, en gran parte privada de los referentes sociales, culturales y morales de sus antepasados, es presa fácil de los poderosos; una sociedad atomizada, fragmentada, desorientada, carece de posibilidades de resistencia frente al poder.

 »La pérdida de identidad que hemos venido padeciendo prologará la de la libertad. Sus primeros efectos los estamos padeciendo ahora: pronto se harán notar de un modo mucho más aparatoso.

-¿Qué papel corresponde a la pandemia en este proceso?

-La pandemia ha sido, sin duda, crucial. Podría haber acaecido un año antes o dos años más tarde; pero habría sucedido igualmente. Antiguos dirigentes de la OMS han revelado que las farmacéuticas llevaban presionando desde hacía una década para que Tedros Adhanom declarase una pandemia mundial.

»Hasta hace unos meses eso era difícil, porque la OMS estaba constituida y financiada por los estados que componen la Asamblea Mundial de la Salud, y los “filántropos” solo eran auxiliares de las políticas que aquellos determinaban; pero ahora la situación ha dado la vuelta, y son los actores privados quienes dirigen la organización y disponen a los estados al servicio de sus intereses. De modo que les ha sido fácil que la OMS siguiera sus dictados.

Portada de '¡Despierta!' de Fernando Paz."¡Despierta!", de Fernando Paz, un libro imprescindible para comprender lo que está pasando en el mundo. Pincha aquí para adquirirlo ahora.

»La pandemia –que no lo es más que desde un punto de vista estrictamente formal– ha sido la excusa para poner en marcha una serie de procesos. Procesos que tienen unos objetivos claros, perseguidos desde hace tiempo por la élite mundial, pero que esta no encontraba el modo de imponer. Algo que reconoció Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados ante toda España en abril de 2020. 

»Sin la pandemia, la brutal restricción de libertades desembocada en el “pasaporte covid” habría sido, con toda probabilidad, imposible. A nadie se le oculta que la pandemia ha proporcionado la cobertura perfecta para inocular un miedo universal a nuestras sociedades; ese miedo es lo que facultado dichas restricciones. Y así, la población ha aceptado una situación que en otro caso hubiese juzgado insoportable por la única razón de que cree estar salvando la vida.

-Científicos y técnicos parecen ahora a la cabeza de esta estrategia de dominación. ¿O también ellos son siervos de algo que les supera?

-Hay de todo; pero, en general, no son más que engranajes de una maquinaria que otros hacen funcionar.

»Pensemos en los médicos; sin duda, muchos creen de buena fe en lo que están haciendo; pero otros, en cambio, tienen perfecta conciencia de que muchas de las cosas que suceden son altamente discutibles. Y aún así, no se les ocurre protestar. ¿Por qué?

»Las razones son variadas. En algunos casos, como en el de esos médicos que se abren paso a codazos por los platós de televisión, por algo tan humano como la vanidad. En otros, por simple miedo: nadie se atreve a contrariar a los colegios oficiales de médicos. Es mucho lo que hay en juego, y estos no se andan con bromas. Solo en 2018, las farmacéuticas entregaron 600 millones de euros a los médicos, y en años anteriores las cantidades fueron bastante semejantes. Aquellos que no sean disuadidos por los beneficios obtenidos de las farmacéuticas, lo serán ante la amenaza que supone la pérdida de la colegiación: el no poder ejercer. Como escribió Benavente, no crees afectos, crea intereses.

-Y sí nadie se rebela...

-Una minoría sí levanta la voz, con cautela, y manifiesta sus dudas. Pero quienes la componen, naturalmente, no suelen aparecer en los medios de comunicación.

»En general, los científicos y técnicos no se cuestionan cuáles son los fines a los que sirven. Por otro lado, la presión social es tan enorme que es muy difícil discernir qué es verdad y qué no lo es. A lo largo de estos meses, los medios de comunicación y las autoridades han dicho una cosa y su contraria, sucesivamente, y todo ello bajo el manto de la “ciencia". Cuando decían “blanco” era la ciencia y cuando decían “negro”, también. En un caso y en el otro esos científicos y técnicos continúan sirviendo al poder, sin inmutarse.

-Ha mencionado antes unos benaventianos intereses creados. ¿De quién?

-Los intereses que mantienen la farsa son muy poderosos. Consideremos lo siguiente: hoy, en una España cuyo tejido económico va tomando con celeridad el aspecto de un despojo, los fondos buitre se han convertido en actores principales.

»Concretamente el fondo Blackrock es el principal inversor en la Bolsa de Madrid. Está presente en 21 de los 35 del IBEX, en los cinco principales bancos del país (Caixabank, Santander y BBVA entre ellos), en Prisa, Atresmedia y Mediaset (los tres principales grupos mediáticos de España) y...es accionista mayoritario de Pfizer (junto con su accionista Vanguard Group supera el 15%). Además, es uno de los principales accionistas de Astrazeneca y de Moderna. Blackrock está asociado al Partido Demócrata norteamericano y es más poderoso que cualquier potencia mundial con la parcial exclusión de EEUU y China.

Fachada del edificio de Blackrock. Blackrock, el mayor fondo de inversión del mundo, con presencia decisiva en medios de comunicación y farmacéuticas y contactos muy estrechos con el Partido Demócrata estadounidense.

»¿A alguien le extraña que los medios de comunicación se hayan lanzado a una feroz campaña contra la disidencia, deformando las llamadas a la prudencia y a la sensatez como “negacionismo”? Han convertido la disidencia en algo grotesco, asociándolo a las expresiones más “terraplanistas” –ciertamente una parte de la disidencia sostiene  posturas verdaderamente ridículas e irracionales– para desacreditar toda oposición al poder.

»Los dueños de las farmacéuticas, de los bancos y de los medios son los mismos. Y su poder es, claro, abrumador.

-Para estas élites ¿se trata solo de poder o dinero o hay otros objetivos? ¿Cuáles?

-El dinero no es, desde luego, el objetivo. Los miembros de la élite disponen de él en abundancia; no es eso lo que les mueve.

»El poder es ya otra cosa. Es el verdadero afrodisíaco. La sensación de poder, el sometimiento del prójimo –¡de la humanidad!– es embriagadora. Eso no lo paga todo el dinero del mundo, y probablemente no lo conseguirían a base de dinero.

»Pero no es solo el poder: las élites tienen un objetivo ideológico. No son en absoluto nihilistas, como algunos piensan, sino creyentes hasta el fanatismo. Unos fanáticos considerablemente cínicos, si se quiere, pero fanáticos al cabo.

-¿Con qué metas?

-Sus objetivos pueden situarse en dos planos distintos: uno a corto plazo y otro a más largo plazo.

»Dominados por una visión neomalthusiana, su propósito es el de disminuir la población mundial, un objetivo en parte relacionado con la necesidad de retener el poder. A través de la ingeniería social, las élites están ejecutando una verdadera revolución antropológica, en la que la ideología de género juega un papel esencial. Quieren eliminar la libertad y la identidad de los pueblos, de las personas, como paso previo a través de la supresión de los estados nación.

»Una vez coronado el plan globalista, los seres humanos habrán perdido su libertad (cediéndola voluntariamente por miedo a perder la vida, la salud, la seguridad, o todo junto) y su identidad. Para construir el ser transhumano –el cyborg– hay que deconstruir primero al ser humano: ese es el papel de la ideología de género, de la que forma parte la transexualidad. El ser humano está siendo deconstruido a gran velocidad: una vez negada toda identidad natural, basta la voluntad para “auto-construirle”. 

»No es casualidad que muchos altos directivos de las big tech se cuenten entre los teóricos del transhumanismo. No estamos, pues, ante una broma, o ante un mero disparate sin consecuencias; las está teniendo, y las tendrá aún peores en un futuro muy próximo.

-¿Y cómo encaja la Agenda 2030 en esa estrategia ideológica?

-El objetivo de la Agenda 2030 es el del control de la población para conseguir construir una sociedad al estilo chino: porque el modelo es China. Aunque los medios a emplear sean diferentes, claro.

»El Foro de Davos comienza por decirnos que para la fecha de la Agenda no poseeremos nada, pero que seremos felices. A partir de ahí, todo lo demás está expuesto en un lenguaje atractivo, que refleja unos conceptos difíciles de contradecir: igualdad, fin de la pobreza, un mundo más limpio... Es el programa de la élite en términos políticos, que tampoco es que esconda en exceso sus propósitos. Por ejemplo, anuncia el fin del consumo de carne, de la ganadería, de los viajes en avión, del vehículo privado…

-Una distopía...

-La Agenda 2030 es el modo en que nos vamos a convertir en China; no a través de las resoluciones del Partido Comunista, o de cualquier otro partido único, sino seducidos por propuestas amables –buenistas– de un futuro inclusivo, equilibrado, armónico. En China es el Comité Central el que decide por todos; en Occidente, los gobiernos hace tiempo que se han convertido en simples correas de transmisión de las decisiones que los poderosos del mundo adoptan y que hacen cumplir a través de su dominio de las grandes instituciones globalistas y de los medios de comunicación.

»Proclama grandes principios, pero más allá de las palabras está claro cómo se van a alcanzar esos objetivos. En España vamos a asistir a la creación de una sociedad subvencionada en la que cada vez haya menos gente trabajando –y en condiciones más precarias– con el fin esencial de controlar a la población: una argentinización del país.

»Las utopías de transformación antropológica han sido, siempre, el prólogo a la esclavización de los seres humanos. La Agenda 2030 es la visión de un mundo feliz que ha de servir de coartada para el sometimiento de la humanidad.

-¿Qué papel tiene asignado la Iglesia en el Nuevo Orden Mundial?

-Subordinado y de colaboración; en la Iglesia hay quien cree que esa colaboración le va a valer el perdón de un mundo que la odia. Incluso si lo consiguiese, solo sería a costa de su desaparición real.

Reunión del camino sinodal alemán.

El camino sinodal alemán es un claro ejemplo contemporáneo de la descomposición de la Iglesia por sus propios enemigos internos.

»Desde el punto de vista histórico, la pérdida de influencia de la Iglesia en Occidente que se viene operando en los últimos decenios (e incluso siglos) constituye un fenómeno sobrecogedor. E irá a más.

»Lo cierto es que otras religiones se expanden y crecen por todo el mundo mientras la cristiana se desvanece. Lo lleva haciendo desde hace mucho tiempo (es una de las características de la Edad Contemporánea) pero, de manera muy acusada, desde el Concilio Vaticano II. Esto es innegable, júzguese como se quiera el concilio. No entro ahora en eso; solo anoto y analizo un hecho histórico.

-¿Qué pretende el Nuevo Orden Mundial con el sometimiento de la Iglesia?

-De la Iglesia el mundo espera, en el fondo, que renuncie a Jesucristo. Es decir, que renuncie a ser depositaria de una doctrina y una tradición que aseguran que Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida, y que nadie llega al Padre si no es través de Él. Que asuma el cosmopolitismo (impostura secularista del universalismo cristiano) y que pastoree a la grey católica hacia la aceptación de la ideología globalista o, al menos, a la no beligerancia contra esta y sus dogmas; ideología de género, migraciones, abortismo, feminismo, etc... neutralizando a los católicos más opuestos al designio de las élites globalistas.

-¿Qué líneas de resistencia deben trabajar los cristianos para evitar ser absorbidos por el Nuevo Orden Mundial?

-Lo primero es conseguir que la Iglesia al menos sobreviva para mantener viva la llama de la fe transmitida durante siglos. Y que resista la tentación, sin duda fuerte, de asimilarse al mundo.

»Una dura batalla que yo no diría que se está ganando, precisamente, en estos tiempos, pues hay quien desde dentro está minando la institución. Y no son pocos ni están mal situados. Hace casi 150 años San John Henry Newman daba gracias de vivir una época en la que los enemigos de la Iglesia –siendo muchos– estaban todos fuera; porque, añadía, llegaría el día que estuvieran, sobre todo, dentro. Ese día ha llegado.

-¿Qué hacer, entonces?

-Mi opinión es que los cristianos deben agruparse en torno a la tradición, en torno a dos milenios de certezas. Esta tribulación por la que ahora atravesamos puede servir para simplificar la fe. Aunque la prueba sea dura, porque las voces que le llegan a un católico de filas son ciertamente confusas.

»Por otro lado, yo no descartaría una interpretación escatológica de lo que está sucediendo. Interpretado en esa clave, el tiempo que vivimos cobra mucho más sentido.

-Cuando se agote el recurso a la pandemia, ¿cuáles serán los siguientes pasos del mundialismo?

-Sin ninguna duda, lo que nos espera es otra ofensiva del globalismo, a partir de ahora en torno al cambio climático. En cierto modo, todo lo que ha sucedido en el último año y medio ha sido un entrenamiento, una especie de “gimnasia revolucionaria” para lo que está por venir.

»Se nos ha dicho repetidas veces que la antigua normalidad ya no va a volver. Que el mundo nunca volverá a ser lo que fue. Lo creo.

»La lucha contra el cambio climático –secundada desde las más altas instancias de la Iglesia– será la gran coartada en los próximos años para destruir la identidad y la libertad en Occidente. El cambio climático se convertirá –ya lo está haciendo– en la justificación para la adopción de las más lesivas medidas contra nuestra civilización.

  / ReL  25 octubre 2021

viernes, 1 de octubre de 2021

El infierno existe

 por Claudio de Castro

Hemos olvidado que esta vida es pasajera y corta, y que nuestro destino lo definimos con nuestro comportamiento

Es urgente que sepas que el infierno existe. El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice (para que nadie diga: “yo no sabía”):

    Salvo que elijamos libremente amarle no podemos estar unidos con Dios. Pero no podemos amar a Dios si pecamos gravemente contra Él, contra nuestro prójimo o contra nosotros mismos: «Quien no ama permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él». 1 Jn 3, 14-15

Nuestro Señor nos advierte que estaremos separados de Él si omitimos socorrer las necesidades graves de los pobres y de los pequeños que son sus hermanos (cf. Mt 25, 31-46).

Elige evitar el infierno

Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección.

Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra «infierno«.

Con los goces de este mundo, el disfrute del poder, la soberbia, el amor al dinero, el placer y los bienes materiales, hemos olvidado que esta vida es pasajera y corta, y que nuestro destino lo definimos con nuestro comportamiento.

Tenemos libre albedrío para decidir.

Te das cuenta de la seriedad del asunto cuando lees en la Biblia versículos como éste:

    «Os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres darán cuenta en el día del Juicio” (Mateo 12, 36)

La ayuda de la Virgen María

Ya poco se habla en la Iglesia de la realidad del infierno. La Virgen María, preocupada por nuestro comportamiento e indiferencia hacia las cosas de Dios, mostró a los niños videntes Jacinta, Francisco y Lucía, el 13 de julio de 1917, una visión aterradora del infierno. Si no creías, más te vale creer. Esto es serio.

Lucía cuenta en sus Memorias:

    “Mientras Nuestra Señora decía estas palabras abrió sus manos una vez más, como lo había hecho en los dos meses anteriores. Los rayos de luz parecían penetrar la tierra, y vimos como si fuera un mar de fuego. Sumergidos en este fuego estaban demonios y almas en forma humana, como tizones transparentes en llamas, todos negros o color bronce quemado, flotando en el fuego, ahora levantadas en el aire por las llamas que salían de ellos mismos junto a grandes nubes de humo, se caían por todos lados como chispas entre enormes fuegos, sin peso o equilibrio, entre chillidos y gemidos de dolor y desesperación, que nos horrorizaron y nos hicieron temblar de miedo (debe haber sido esta visión la que hizo que yo gritara, como dice la gente que hice). Los demonios podían distinguirse por su similitud aterradora y repugnante a miedosos animales desconocidos, negros y transparentes como carbones en llamas. Horrorizados y como pidiendo auxilio, miramos hacia Nuestra Señora, quien nos dijo, tan amablemente y tan tristemente: ‘Ustedes han visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Es para salvarlos que Dios quiere establecer en el mundo una devoción a mi Inmaculado Corazón. Si ustedes hacen lo que yo les diga, muchas almas se salvarán, y habrá paz’”. 

Visiones aterradoras

Muchos santos han tenido la horrible visión del infierno, un lugar de tormentos inimaginables, al que van los grandes pecadores, que han vivido alejados de Dios, ofendiéndole.

Casi siempre van acompañados de un ángel que les dice: “Cuenta a todos lo que has visto y oído”.

    «—Si los jóvenes —decía don Bosco— oyesen el relato de lo que oí, o se darían a una vida santa o huirían espantados para no escucharlo hasta el fin. Por lo demás, no me es posible describirlo todo, pues sería muy difícil representar en su realidad los castigos reservados a los pecadores en la otra vida. Vi primeramente una masa informe que poco a poco fue tomando la figura de una formidable cuba de fabulosas dimensiones: de ella salían los gritos de dolor. Pregunté espantado qué era aquello y qué significaba lo que estaba viendo. Entonces los gritos, hasta allí inarticulados, se intensificaron más haciéndose más precisos. Después vi dentro de aquella cuba ingente, personas indescriptiblemente deformes. Los ojos se les salían de las órbitas; las orejas, casi separadas de la cabeza, colgaban hacia abajo; los brazos y las piernas estaban dislocadas de un modo fantástico. A los gemidos humanos se unían angustiosos maullidos de gatos, rugidos de leones, aullidos de lobos y alaridos de tigres, de osos y de otros animales”.

La visión del infierno que ellos han tenido apenas puede describir los horrores de este lugar de sufrimientos del que nunca podrán salir los que allí lleguen. Procura que no seas tú.

Salvación

Salva tu alma y salva cuantas almas puedas, orientando, evangelizando a tiempo y a destiempo, dando ejemplo con tu vida, rezando por los demás, llevando una vida de santidad.

Restaura tu amistad con Dios, una buena confesión sacramental es un primer paso.

Busca un sacerdote que te brinde dirección espiritual. Salva tu alma, ahora que puedes. No le des el gusto al demonio.

Es mejor vivir en paz, en la cercanía de Dios, una eternidad.

Aleteia  publicado el 01/10/21

 

sábado, 18 de septiembre de 2021

Ex pastora protestante cuenta cómo la Eucaristía la hizo abrazar fe católica

En una entrevista durante el 52° Congreso Eucarístico Internacional en Budapest (Hungría), Barbara Heil, ex pastora protestante estadounidense habló sobre su camino hacia la fe católica y de la importancia de la Eucaristía para su vida y la de todos los fieles.

“Realmente me convertí de protestante a católica a través de los hermosos escritos de los Padres de la Iglesia, al estudiar la liturgia, al estudiar la Misa Eucarística, lo que significa, y al encontrar tanta belleza en las Sagradas Escrituras. Fue ortodoxo; era una teología tan hermosa que finalmente no me quedó ningún argumento para no estar con la Iglesia Católica”, contó Heil al National Catholic Register.

“Perdí mis argumentos al estudiar la propia teología de la Iglesia, y luego comencé a tener hambre de los sacramentos, a participar de la Eucaristía. Fue entonces cuando me di cuenta de que la única forma en que voy a disfrutar plenamente de lo que estoy aprendiendo sobre la Iglesia es realmente entrar en la Iglesia”, continuó.

Barbara Heil, confirmada en la Iglesia Católica en 2013, es una misionera que se encarga de difundir las enseñanzas fundamentales de la Iglesia Católica a la mayor cantidad de personas posible a través de conferencias y seminarios web en todo el mundo. Recientemente, participó como oradora destacada del Congreso Eucarístico Internacional.

Al referirse sobre su salto de fe, reveló que tuvo “que renunciar a todo de lo que formaba parte, porque estaba involucrada en un ministerio de tiempo completo en la iglesia protestante”.

“No entendieron por qué me estaba convirtiendo en católica, así que tuve que renunciar a todo y luego formar parte de una parroquia católica”, dijo.

Heil también contó que no entró a la Iglesia gracias a católicos que la ayudaron en su camino de conversión, sino por haber estudiado mucho las enseñanzas de la Iglesia.

“Así que cuando llegué a la parroquia no conocía a nadie y, además, me di cuenta que había estudiado las enseñanzas de la Iglesia más que las personas del lugar, por lo que no fue fácil al principio”, contó.

Sin embargo, aclaró que, en su camino de conversión, fue “absolutamente central el encuentro que tuve con Cristo en la Eucaristía muchos años antes de entrar en la Iglesia”.

“Tuve ese encuentro. Entonces supe que Jesús estaba allí, incluso más que muchos católicos. Entonces, cuando vengo a Misa, soy una gran adoradora. Voy mucho a la adoración (…) así que sé que estoy con Cristo y también sé que Cristo está conmigo. No lo dejo cuando dejo la Iglesia: Él va conmigo; Él está conmigo; Él está en mí; me alimenta de sí mismo dándome su Cuerpo y su Sangre. Y es real”, dijo.

Heil explica que cuando evangeliza no le preocupa “tratar de convencer a alguien de que tengo razón”.  

“Lo llevo en oración conmigo y permito que Dios ministre su corazón. Y una vez que te hayas encontrado con Jesús, nunca volverás atrás. Por eso quiero animar a buscar al Señor; pregúntale al Señor; comience a pedir [en oración] al Señor. Simplemente reza; todos pueden rezar. Y lea las Escrituras y vea lo que dice Jesús mismo”.

Heil aseguró al Register que Dios le ha encomendado seguir compartiendo su fe, y por ello se dedica a hacer “muchas conferencias, muchos retiros, doy clases en Zoom [videoconferencia] en línea”.

“No sé cómo lo hizo el Señor, pero casi de inmediato la gente quiso escuchar lo que tenía que decir. Enseño las Escrituras y oro con la gente”, dijo.  

Aseguró también que en la Iglesia “necesitamos más gente enseñando, más catequesis y no solo cosas filosóficas secas”.

“Desde que entré en la Iglesia, he visto muchos ministerios comenzando a surgir, de laicos y personas en el sacerdocio y hermanas. Han asumido esa carga de compartir con nuestro prójimo cuál es nuestra fe. Esto es lo que enseñan los santos, estas son las enseñanzas de mi Iglesia, esto es lo que dice la Escritura, y cuando tenemos ese encuentro profundo con Dios, nos convertimos en todo lo que hablamos durante la Misa”, aseguró.

Al final de la entrevista, Heil dijo que “todo el mundo está llamado a ser santo” y que “es Jesús quien quiere conocerme”.

“Si uno se encuentra seco en la fe o distraído, se debe acudir a Jesús mismo y abrir la Escritura: comience con el Libro de Juan. Deja que esa carta de amor de Dios empiece a hablarte, porque Él es para ti; no está contra nosotros. Lo es tanto que se dio a sí mismo por nosotros. Entonces vemos la plenitud de lo que está ofreciendo, y eso es amistad con Dios”, concluyó.

Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en National Catholic Register.

Redacción ACI Prensa

jueves, 2 de septiembre de 2021

Las ideas tienen consecuencias

Jean-Jacques Rousseau.

La idea de Rousseau de que el hombre nace bueno niega la existencia y efectos del pecado original, y sus consecuencias no tardaron en evidenciarse. Retrato de Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), obra de Lefort (1790). Museo del Hermitage (San Petersburgo).

por Juan Manuel de Prada

Cierta tarde de 1749 paseaban por los bosques de Vincennes, Diderot y Rousseau, a la sazón un jovencito petulante que había decidido concurrir en un certamen convocado por la Academia de Dijon. El tema consistía en determinar si los progresos de la civilización habían sido o no beneficiosos para la Humanidad. Rousseau manifestó a Diderot que, por supuesto, pensaba contestar en sentido afirmativo; pero Diderot objetó que, en ese caso, su trabajo adolecería de vulgaridad, pues lo mismo contestarían todos los concursantes. En cambio, si adoptaba la tesis contraria, podría completar una pieza mucho más original y paradójica.

Rousseau se dejó convencer, escribiendo el Discurso sobre las ciencias y las artes. En él, con un estilo arrebatado, sostenía que el hombre es bueno por naturaleza y que la civilización lo ha corrompido. Era una tesis lanzada frívolamente, en flagrante contradicción con el dogma del pecado original y con las enseñanzas de la observación empírica; pero la Academia de Dijon decidió premiar aquel ejercicio malabar de una inteligencia lúdica, sin entender que las ideas -aun las más peregrinas-, una vez consagradas, arrastran un cortejo de imprevisibles consecuencias. Si el hombre es nativamente bueno, la función de la política será favorecer una atmósfera de máxima libertad que facilite el desarrollo de su bondad congénita. Si el hombre tiende instintivamente hacia el bien, ¿qué sentido tiene coartar sus anhelos? La primera consecuencia lógica de este principio venenoso fue, inevitablemente, el desprestigio de toda forma de autoridad legítima, la anulación de toda jerarquía; desde entonces, inevitablemente, la ley debe entregarse a la mera decisión mayoritaria de las voluntades individuales, que, por estar inclinadas al bien, sólo puede redundar en una cosecha de bienes colectivos.

Así se logró que los más variopintos caprichos humanos, aun los más aberrantes, tuvieran fuerza de ley. Pero enseguida el poder ilegítimo iba a sacar provecho, induciendo en esos hombres ‘angelicales’ las ideas que convenían a sus designios protervos. A fin de cuentas, lo más parecido a un ángel es un niño; y un niño necesita que lo encarrilen. «La voluntad humana -escribirá malignamente Rousseau en El contrato social- es recta, pero el juicio que la guía no siempre es esclarecido. Hay que hacerle ver las cosas tal cual son. Todos tienen igualmente necesidad de guías». Y a continuación propone la fórmula cínica para pastorear a esos chiquilines a los que se ha hecho creer que sus instintos son soberanos: «Corregid las opiniones de los hombres y sus costumbres se depurarán por sí mismas».

Basta cambiar la verdad sobre la naturaleza humana para convertir a los hombres en chiquilines a los que luego se pueden instilar todos los miedos y administrar todas los falsos consuelos, vacunas o placebos que los mantengan sometidos. Aquella insincera paradoja urdida en los bosques de Vincennes proyecta su sombra sobre esta estupenda democracia que nos hemos dado.

Publicado en ABC.

ReL   02 septiembre 2021

miércoles, 1 de septiembre de 2021

El canibalismo imperial de los Aztecas, una verdad incómoda para los críticos de la Conquista

 Por Claudia Peiró
Partes de una torre azteca formada por cráneos producto de sacrificos humanos. Sitio arqueológico del Templo Mayor, en Ciudad de México (Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH)

La otra cara de la leyenda negra sobre la colonización de América por los españoles es la idealización del mundo precolombino, pintado como un Edén en el que los indígenas vivían en armonía entre sí y con la naturaleza. La grandeza de la cultura azteca, plasmada en sus monumentales construcciones, o el “socialismo” inca eran elementos de un relato que encubría un dominio implacable de esos imperios sobre otras etnias a las que sojuzgaban, explotaban, saqueaban y, en ciertos casos, devoraban. Literalmente.

“Oí decir que le solían guisar (a Moctezuma) carnes de muchachos de poca edad… (…) mas sé que ciertamente desde que nuestro capitán [Hernán Cortés] le reprendió el sacrificio y comer de carne humana, que desde entonces mandó que no le guisasen tal manjar”. Quien esto escribe es Bernal Díaz del Castillo, conquistador español, que en 1519 a las órdenes de Hernán Cortés participó de la expedición que puso fin al Imperio azteca.

Otros testimonios daban cuenta de la existencia de muros construidos con cráneos en Tenochtitlán. “Fuera del templo, y enfrente de la puerta principal, aunque a más de un tiro de piedra, estaba un osario de cabezas de hombres presos en guerra y sacrificados a cuchillo, el cual era a manera de teatro más largo que ancho, de cal y canto con sus gradas, en que estaban ingeridas entre piedra y piedra calaveras con los dientes hacia fuera”. Ese relato del cronista Francisco López de Gómara, en Historia de las conquistas de Hernán Cortés, recogía el testimonio de Andrés de Tapia y Gonzalo de Umbría, dos hombres de Cortés, sobre la existencia de ese osario.


Muros aztecas de cráneos humanos. Relatos como éste fueron relativizados o descalificados por sospecha de subjetividad y falta de pruebas materiales, hasta que la evidencia arqueológica los confirmó: en 2017, y tras dos años de excavaciones, arqueólogos mexicanos dieron con parte de esos muros construidos con cráneos humanos, en el lugar donde estaba ubicado el Templo Mayor de Tenochtitlán, en pleno centro de la actual capital mexicana. La sorpresa adicional fue que, entre estos ladrillos humanos, había varios pertenecientes a mujeres y a niños.

Hasta entonces, se decía que los sacrificios humanos de los aztecas eran esporádicos, que el canibalismo lo era aún más y que aquella pared de restos humanos, si existió, estaba compuesta sólo por cabezas de guerreros capturados en batalla y que el objetivo de su exposición en un muro era el amedrentamiento.

En los últimos años se ha profundizado la idealización y el panegírico de las culturas “originarias” y en ese contexto se ha caído en condenas extemporáneas a la crueldad de los españoles, reduciendo toda la empresa de colonización a un genocidio y obviando la cultura y las instituciones exportadas a América y, más importante aun, el proceso de mestizaje impulsado desde el primer momento por  Los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, y continuado por su nieto, Carlos I de España. Un mestizaje que dio origen a las actuales nacionalidades hispanoamericanas. Un rasgo casi privativo de la dominación española: si miramos a las colonias poseídas por otros países europeos, veremos que allí el mestizaje fue casi inexistente, porque el personal de la metrópoli vivía aislado de la población local, cuando no se dedicaba a capturar a los nativos para traficarlos como esclavos.

Un impacto en el presente de estas tergiversaciones del pasado fue la renuncia de España a conmemorar, en 2019, los 500 años de la conquista de México por Hernán Cortes; y en realidad, del nacimiento de México. En cambio, el presidente de ese país, Andrés Manuel López Obrador, eligió evocar este año los 5 siglos de la caída de Tenochtitlán, la capital azteca. Amén de su constante y absurda exigencia de que España y la Iglesia pidan perdón por la conquista y la colonización, cuando en realidad la nación mexicana surgió de ese proceso.


Hernán Cortés: la construcción del México actual comienza con su llegada.

En esa faena, López Obrador se involucró en un debate con el historiador argentino Marcelo Gullo que acaba de publicar Madre Patria, un libro que desmonta la leyenda negra y es best seller en España. Una de sus principales hipótesis es que Cortés no conquistó México sino que lo liberó de la opresión azteca; con sólo 700 hombres, pudo reunir sin embargo un ejército de 300 mil indios pertenecientes a las etnias oprimidas por el imperio de Moctezuma que se sumaron a su campaña.

El Presidente mexicano criticó esta hipótesis pero debió admitir que “varios pueblos originarios como los totonacas, los tlaxcaltecas, los otomíes, los de Texcoco” y otros “ayudaron a Cortés”, aunque agregó que “este hecho no debe servir para justificar las matanzas llevadas a cabo por los conquistadores ni le resta importancia a la grandeza cultural de los vencidos”. También admitió que la idea “de que Moctezuma era un tirano puede ser cierta”. “Tampoco debe verse a Cortés como un demonio, era simplemente un hombre con poder”, dijo.

Estas admisiones implican que su insistencia en una visión extemporánea e incompleta, por decir lo mínimo, de la conquista y su panegírico de la cultura azteca están más cerca de la impostura que de la convicción.

Su última ocurrencia ha sido la de rebautizar el período colonial como “resistencia indígena”. “Vamos a recordar con dolor y pesar” la conquista por la “tremenda violencia que significó”, dijo el pasado 12 de agosto en referencia a la caída de Tenochtitlán que en realidad fue celebrada por la mayor parte de las etnias que poblaban la zona.

Por otra parte, como advierte Marcelo Gullo, incurre en el error de asimilar la historia de los aztecas con la historia de México ya que éstos eran sólo una de las muchas etnias que habitaban ese territorio. Y cita al filósofo mexicano José Vasconcelos que afirma que “la historia de México empieza como episodio de la gran Odisea del descubrimiento y ocupación del Nuevo Mundo”.


López Obrador rechazó la tesis de Marcelo Gullo de que Cortés no conquistó México sino que lo liberó de la opresión azteca

“Antes de la llegada de los españoles -dice Vasconcelos-, México no existía como nación; una multitud de tribus separadas por ríos y montañas y por el más profundo abismo de sus trescientos dialectos, habitaba las regiones que hoy forman el territorio patrio. Los aztecas dominaban apenas una zona de la meseta… (…) Ninguna idea nacional emparentaba las castas; todo lo contrario, la más feroz enemistad alimentaba la guerra perpetua, que sólo la conquista española hizo terminar.”

En cuanto a la antropofagia -sujeto tabú para la corrección política- Gullo cita al antropólogo estadounidense Marvin Harris, que en Caníbales y Reyes (1977) escribió: “Lo más notable es que los aztecas transformaron el sacrificio humano de un derivado ocasional de la suerte en el campo de batalla en una rutina según la cual no pasaba un día sin que alguien no fuera tendido en los altares de los grandes templos como los de Uitz Uopochtli y Tlaloc. Y los sacrificios también se celebraban en docenas de templos menores que se reducían a lo que podríamos denominar capillas vecinales”.

Harris menciona el hallazgo fortuito de una de estas capillas, “una estructura baja, circular” de unos 6 metros de diámetro”, descubierta cuando se estaba construyendo el subteráneo de la capital mexicana. “Ahora se encuentra, conservada detrás de un cristal, en una de las estaciones más concurridas. Para ilustración de los viajeros, aparece una placa en que sólo se dice que los antiguos mexicanos eran muy religiosos”, acota.

Sobre esto Gullo comenta: “Como lo demuestra el ejemplo de esa simple placa, si hay un pueblo al que se le ha falsificado su propia historia, ese es el pueblo de México. Se les hace creer [que] todos descienden [de los aztecas, y olvidar] que muchos de los que leen esa placa descienden de los pueblos que los aztecas capturaban para realizar sus sacrificios humanos”.


Los primeros muros de cráneos fueron hallados durante la construcción del subterráneo de la ciudad de México, pero no se le informa al público de qué se trata exactamente.

 Si algo desmiente las virtudes de imperios como el Azteca es justamente la aventura de Hernán Cortés, quien no hubiera podido vencer a Moctezuma sin la cooperación de las etnias sometidas por los mexicas, que vieron en la llegada de los españoles una oportunidad de emancipación.

Uno de los rasgos más crueles de ese dominio azteca eran los sacrificios humanos. No es característica exclusiva de ese pueblo pero sí lo es la modalidad, extensión e intensidad de esta práctica y el hecho de que el fruto de las ofrendas humanas a los dioses iba a parar a la mesa del emperador mexica y de su nobleza.

Las descripciones de estos sacrificios son impactantes de leer. Tan chocantes como las escenas de sacrificios humanos de la película Apocalypto, de Mel Gibson, que le valieron duras críticas de los detractores de la conquista. El film trata de la cultura maya, pero la modalidad era muy similar a la azteca: la extracción del corazón a la víctima todavía viva para ser ofrendado al dios, luego el despeñamiento del infeliz por el borde escarpado de la pirámide, y finalmente el faenado de las “piezas” para su distribución…


Apocalypto, el film de Mel Gibson sobre los mayas, fue considerado demasiado crudo en las escenas de sacrificos humanos, pero la evidencia arqueológica tiende a respaldarlo.

 “Después que las hubieron muerto y sacados los corazones, llevaban las pasito, rodando por las gradas abajo; llegadas abajo, cortaban las cabezas y espetaban las un palo, y los cuerpos llevaban los a las casas que llamaban calpul, donde los repartían para comer.” Esto escribió fray Bernardino de Sahagún, en Historia general de las cosas de la Nueva España. Sahagún fue el primero en estudiar la cultura azteca. Describió con detalle las ceremonias y el calendario religioso de los aztecas. Muchos prisioneros de guerra eran mantenidos cautivos para ser sacrificados en determinadas fechas.

Sigue Sahagún: “Después de desollados (…) llevaban los cuerpos al calpulco, adonde el dueño del cautivo había hecho su voto o prometimiento; allí le dividían y enviaban a Moctezuma un muslo para que comiese, y lo demás lo repartían por los otros principales o parientes (…). Cocían aquella carne con maíz, y daban a cada uno un pedazo [en] una escudilla o cajete, con su caldo y su maíz cocida”.

Los sacrificios no se limitaban a los adultos: “Estos tristes niños antes que los llevasen a matar aderezábanlos con piedras preciosas -dice Sahagún-, con plumas ricas y con mantas y maxtles muy curiosas y labradas (…); y cuando ya llevaban los niños a los lugares a donde los habían de matar, si iban llorando y echaban muchas lágrimas, alegrábanse los que los veían llorar porque decían que era señal que llovería muy presto”.

La historia de estos “banquetes” quedó por mucho tiempo oculta detrás de la exaltación de las civilizaciones indígenas precolombinas, en contraste con el relato sobre los horrores cometidos por los españoles y un supuesto exterminio deliberado de la población autóctona, leyenda ayer creada y difundida por los enemigos y competidores de la Corona española -que codiciaban sus amplios dominios de ultramar- y hoy reavivada por referentes del populismo latinoamericano que encuentran más fácil enfrentar a los imperios de un tiempo pretérito que cortar los nudos gordianos que frenan el desarrollo de sus países en el presente.

En el sitio Ciencia Unam, de la Universidad Nacional Autónoma de México, en un trabajo titulado “Sacrificios Humanos: Sangre para los Dioses”, se explica que el muro de cráneos hallado por los arqueólogos en Tenochtitlán, llamado huey tzompantli, era “un edificio cívico-religioso donde se colocaban los cráneos de los sacrificados”. Las cabezas eran encajadas en el tezontle, una piedra volcánica de la región. “Huey tzompantli” quiere decir justamente “gran hilera de cráneos”.


En esta foto puede apreciarse la forma que tenía el huey tzompantli.  

Este es el del Templo Mayor de Tenochtitlan, en Ciudad de México Este es el del Templo Mayor de Tenochtitlan, en Ciudad de México

“En los muros se empotraban las cabezas de guerreros y de esclavos sacrificados, escogidos para las celebraciones -dice el artículo-. Se estima que en la parte excavada hay restos que corresponden a alrededor de 1000 personas, pero según los arqueólogos, eso sería solo la tercera parte del edificio completo”. Pero además se han hallado tzompantli en otras áreas del país, aunque el más grande sería el de Tenochtitlan. .

Se trata de la mayor prueba arqueológica existente hasta ahora sobre la práctica de los sacrificios humanos de los aztecas.

Pero ahora que deben rendirse a la evidencia, muchos especialistas adoptan una mirada benevolente hacia estas prácticas. Un ejemplo es un artículo -”El sacrificio humano entre los mexicas”- de los investigadores Alfredo López Austin y Leonardo López Luján que advierten: “…el sacrificio humano nos resultará ininteligible si no tomamos en cuenta su ubicación y su ensamble como pieza de ese gran rompecabezas que llamamos cosmovisión. Una percepción simplista del sacrificio como fenómeno aislado producirá condenas fáciles, incluso un repudio inmediato al pueblo practicante”.

Advertencias éstas que también podrían aplicarse a la cosmovisión de los españoles, pero bien sabemos que no es el caso. A los conquistadores se los juzga con categorías del presente, sin miramientos.


Ilustración del Huey Tzompantli del Templo Mayor en otro códice español de los primeros años de la colonización (Códice Ramírez)

Otro ejemplo de esta benevolencia es el de Fernando Anaya Monroy que en un artículo titulado “La antropofagia entre los antiguos mexicanos” sostiene que “deben puntualizarse los motivos a que obedeció la práctica antropofágica” precolombina. Propone “asomarse” al pasado de su país,”no para juzgarlo sino para comprenderlo”, lo cual está muy bien, de no ser por el doble rasero. Se justifica a los aborígenes tanto como se condena a los españoles.

“Insistimos en que, de acuerdo con los datos de las fuentes, la antropofagia existió entre los antiguos indígenas, pero que su sentido tuvo carácter ritual y no constituyó costumbre diaria y ambiente”, matiza Anaya Monroy. Una verdad a medias, como se verá.


Imagen del Códice Tudela, de los primeros tiempos de la colonización
La antropofagia, sigue diciendo, “sólo simbolizaba la unión del hombre con la divinidad”, y “la carne debía comerse con el sentido de una comunión (con la divinidad)”, agrega.

“Lo religioso fue entonces móvil esencial para practicar la antropofagia entre los antiguos indígenas; en la inteligencia de que los muertos [N. de la R: los de los aztecas, se entiende, los otros eran alimento] no eran objeto de olvido ni desprecio”.

Notable tolerancia hacia la religión azteca por parte de los mismos acusadores de la evangelización española.

“La antropofagia se presenta entonces, entre los antiguos mexicanos, como un hecho que más que juzgarse, debe explicarse y comprenderse, adentrándose en el patrón cultural en que se realizó y sin el prejuicio propio de una visión estrictamente occidental”.

Traducción: los españoles con su mentalidad medieval no entendieron el mundo mágico de los indígenas…

Los sacrificios humanos de los aztecas en el Códice Magliabechiano, México siglo XVI
Pero resulta que esta antropofagia, que según los indigenistas de hoy no existía o era sólo esporádica y ritual, tuvo que ser prohibida por una Ley de Indias (XII del Título 1 del Libro 1), dictada por Carlos V en junio de 1523: “Ordenamos, y mandamos a nuestros Virreyes, Audiencias, y Gobernadores de las Indias, que […] prohíban expresamente con graves penas a los Indios idólatras y comer carne humana, aunque sea de los prisioneros y muertos en la guerra…”

Ahora bien, el propio Sahagun dice que estos sacrificios humanos se realizaban de modo cotidiano durante los meses de Tlacaxipehuliztili [marzo] y Tepeihuitl, [del 30 de septiembre al 19 de octubre] dedicados respectivamente a los dioses Xipe Tótec y Tláloc, y que las ceremonias incluían la práctica de la antropofagia. Es decir, no eran tan esporádicas.

El antropólogo e historiador francés Christian Duverger, que ha investigado los sacrificios aztecas, escribió: “El canibalismo azteca no fue inventado íntegramente por los españoles para justificar su sangrienta conquista. Tampoco se lo puede disimular tras una coartada mística, pues no es reducible a la antropofagia ritual […]. ¡No! La antropofagia forma parte de la realidad azteca y su práctica es mucho más corriente y mucho más natural de lo que a veces se suele presentar.”

“Muchos historiadores por delicadeza omiten narrar cómo se producían los sacrificios humanos. Los cultores de la leyenda negra lo omiten adrede y otros no los mencionan simplemente por indoctos”, escribe Gullo. Pero hoy, entre la evidencia científica hallada, dice, hay esqueletos humanos ejecutados por cardiectomía, con marcas de corte en las costillas, y decapitaciones.


Un cautivo español es arrastrado a lo alto de la pirámide por sacerdotes aztecas para ser sacrificado. Ilustración del libro The conquest of México de William Hickling, 1796-1859.

De acuerdo a las estimaciones de algunos historiadores, como el estadounidense William Prescott, el número de las víctimas inmoladas rondaba las veinte mil por año. Y Marvin Harrris precisa que “aunque todos los demás estados arcaicos y no tan arcaicos, practicaban carnicerías y atrocidades masivas ninguno de ellos lo hizo con el pretexto de que los príncipes celestiales tenían el deseo incontrolable de beber sangre humana”.

“La principal fuente de alimento de los dioses aztecas estaba constituida por los prisioneros de guerra -agrega Harris-, que ascendían por los escalones de las pirámides hasta los templos, eran cogidos por cuatro sacerdotes, extendidos boca arriba sobre el altar de piedra y abiertos de un lado a otro del pecho con un cuchillo de obsidiana esgrimido por un quinto sacerdote. Después, el corazón de la víctima -generalmente descripto como todavía palpitante– era arrancado y quemado como ofrenda, El cuerpo bajaba rodando los escalones de la pirámide: que se construían deliberadamente escarpados para cumplir esta función”.

Harris precisa luego cuál era el destino final de los cuerpos: “Como afirma (Michael) Harner (de la New School), en realidad no existe ningún misterio con respecto a lo que ocurría con los cadáveres, ya que todos los relatos de los testigos oculares coinciden en líneas generales: Ias víctimas eran comidas”.

Todavía resta seguramente mucho por investigar y muchos osarios por desenterrar para establecer con mayor precisión la dimensión de esta práctica. Pero llama la atención que aquellos a los que la palabra genocidio les brota con gran facilidad cada vez que se trata de la conquista española no la aplican a los aztecas respecto a los pueblos que sojuzgaban.

Las mismas precauciones metodológicas, conceptuales y, sobre todo, temporales que se sugieren para el estudio de las culturas indígenas deberían valer para el proceso de conquista y colonización española.

Claudia Peiró. Fuente Infobae

agosto 31, 2021 Que No Te La Cuenten
 







sábado, 28 de agosto de 2021

Rod Dreher: «A la guerra cultural le interesa la familia: es el momento de formar grupos y luchar»

Dreher alerta a las familias sobre la importancia de librar la batalla cultural: "Si renunciamos a la lucha en nuestro hogar, todo estará perdido".
por J. M. Carrera

Bajo el comunismo, el Evangelio brillaba, pero el nuevo totalitarismo es más que capaz de apagar esa luz sin aparente oposición alguna.

En torno a este hilo, el escritor conservador Rod Dreher ha concedido una entrevista para Mundo Cristiano analizando la estrategia de esta nueva corriente opresiva, su afán de destruir la familia y la comunidad y en última instancia, sustituir a la propia religión. Su conclusión es firme: “La guerra cultural está interesada en nuestras familias, y nuestras élites han perdido el valor. Es el momento de formar grupos y luchar”.

La luz del Evangelio se apaga bajo un nuevo totalitarismo

La publicación de "Vivir sin mentiras. Manual para la disidencia cristiana" ofrece a Dreher una oportunidad perfecta para comparar el totalitarismo soviético con el presente.

“Es difícil percibir la naturaleza totalitaria de esta ideología emergente, porque a diferencia del comunismo, no busca forzar a la gente a través de la violencia. Sus métodos son más suaves. Hoy no puedes disentir abiertamente de esa ideología y al mismo tiempo estar a salvo en tu trabajo o en cualquier otro aspecto de tu vida”, afirma. No dudan en “despedir personas de sus trabajos, destruir su reputación y hacer que todos tengan miedo”.

Por ello, para Dreher la comparación más que numérica en cuanto a cifras de asesinatos, muertes y represión, “se limita a la percepción. Bajo el comunismo, el Evangelio brillaba con una luz clara que atravesaba la oscuridad, pero en lo que tenemos ahora, la luz solo golpea la niebla”.

¿Cómo se ha implantado? El disfraz de la “tolerancia y el diálogo”

Dreher afirma que el proceso de implantación ha sido perseverante, firme y gradual, pero silencioso. “Se nos dice que si no aceptamos cualquier locura que exijan los ideólogos de género, las personas transgénero se suicidarán”.

Primero, explica, “se presenta pidiendo tolerancia y diálogo. Después, cuando entra en las instituciones, anuncia que se acabó el diálogo y la tolerancia”.

Más tarde, “esta ideología –a la que se refiere como `woke´ por su denominación en Estados Unidos–, conquistó la enseñanza, luego los medios de comunicación, y ahora sus tropas están marchando con éxito en las instituciones, la medicina, la ciencia, las corporaciones”. 

La estrategia de la compasión en las escuelas

En tercer lugar, afirma Dreher, el nuevo totalitarismo “se implementa siempre por el bien de la compasión”. Lo ejemplifica con su esposa, que es profesora. “Los maestros no ganan mucho dinero, muchos lo hacen porque aman a los niños y sienten deseo de cuidarles, por eso son muy vulnerables a ideologías que afirman estar basadas en la compasión”.

“Hace un par de décadas los activistas LGBT lanzaron una campaña para introducir su ideología en las escuelas bajo el disfraz de la lucha contra el bullying”, explica. “Hicieron parecer que cualquiera que se opusiera a este programa estaba a favor del bullying.”

Años después, los activistas han logrado su objetivo. “Muchas escuelas tienen directrices para ayudar a los niños que dicen ser transgénero a hacer el cambio a su género preferido y, no estoy bromeando, mantener el secreto oculto a los padres. Todo por el bien de la compasión”.

“Suena un poco como una fantasía paranoica de la derecha”, bromea Dreher, “pero todo esto es cierto: se está adoctrinando a los niños en ideología de género y se les está enseñando a masturbarse en la escuela; y promoviendo el Orgullo para que los niños inventen sus propios pronombres”.

“Un liberal que ha perdido la fe en el liberalismo”

Y todo ello, asegura, lo han logrado bajo la pasividad de la derecha. “Ha sido absolutamente ineficaz para detenerlos”, afirma cuestionando algunos aspectos del gobierno de Donald Trump. “Si hubiera tenido la disciplina y la inteligencia de Viktor Orbán, podríamos haber llegado a alguna parte”.

Eso explica que el escritor conservador afirme al periodista Itxu Díaz estar algo desorientado. “Me cuesta descifrar mi posición política. No me gustan muchas cosas de la derecha de Trump, pero al menos no atacan iglesias o escuelas”. Se define como “un liberal de derecha que ha perdido la fe en el liberalismo” y zanja la cuestión planteando un probable escenario: “¿Tenemos que recurrir a la política antiliberal para defender nuestra civilización y nuestras libertades? ¿Hasta dónde podríamos llegar?”.

Solo queda la familia

El escritor considera como “uno de los mayores problemas” la inmensidad y dificultad de la batalla en defensa de la familia. “Los padres se rinden. ¡No podemos hacerlo!”, exclama. “Tenemos la responsabilidad de luchar hasta el final por nuestras familias”.

Dreher constata que gran parte del día a día amenaza directamente a la familia, y advierte a quienes creen que no les afectará por mirar hacia otro lado: “Es posible que las familias no estén interesadas en la guerra cultural, pero la guerra cultural está interesada en ellas”.

“Todos estamos cansados y desmoralizados” añade, “pero si renunciamos a la lucha en el único lugar que podemos controlar, en el hogar, en nuestras familias, entonces todo estará perdido”.

 “¿Cuál es la alternativa?”, se pregunta antes de concluir. “¿Vivir como esclavos? Es el momento de encontrarnos, de formar grupos y luchar. No podemos esperar al liderazgo, nuestras élites han perdido el valor. Depende de nosotros”.  


  ReL  14 agosto 2021


martes, 24 de agosto de 2021

Hermenéuticas rupturistas.

 

Publicamos aquí el exclente artículo del Dr. Daniel Lasa, filósofo católico que ya hemos entrevistado una vez en nuestro canal de Youtube. Que no te la cuenten…P. Javier Olivera Ravasi, SE

Hermenéutica de la continuidad vs. hermenéutica de la ruptura en la Iglesia católica

Por el Dr. Daniel Lasa

Fuente: aquí

Benedicto XVI, en el discurso ofrecido el 22 de diciembre de 2005, se refirió a la existencia de dos hermenéuticas en relación a la interpretación del Concilio Vaticano II. Por un lado, la de la reforma en la continuidad; por el otro, la de la reforma en la ruptura.

En esa oportunidad, Benedicto expresó que la Iglesia, en la actualidad, tiene tres nuevas posiciones respecto de: a) la relación de la fe y la Iglesia con las ciencias naturales; b) el Estado liberal; y c) el vínculo con otras religiones. En los tres casos, sostiene Benedicto, puede verse una aparente discontinuidad, aunque se trata de una profundización de su íntima naturaleza y su verdadera identidad.

Benedicto quiere significar, a mi modesto entender, que esas verdades ya estaban presentes, de un modo virtual, en la doctrina transmitida por la Iglesia. El Concilio Vaticano II solo se ocupó de explicitarlas, manteniendo, de esa forma, una evolución homogénea de la doctrina católica.

La conciencia de Benedicto, fundada en una Verdad de naturaleza trans-histórica, sostiene que la Iglesia puede ir ganando en la comprensión de la misma, a lo largo del tiempo. Pero dicha comprensión, para ser legítima, deberá estar en consonancia con la verdad acogida y enseñada por la Iglesia desde su misma fundación.

Hacia una hermenéutica de la ruptura

Ahora bien, este modo de conciencia, dentro del seno de la Iglesia católica, ha sido reemplazado por otro. Y esta nueva modalidad se ha ido empoderando de los diversos ámbitos: seminarios, universidades, colegios, etc.

¿En qué consiste esta nueva perspectiva?

La misma ha surgido a partir del momento mismo en que el hombre ha cambiado la relación que mantiene con la realidad. Él ha pasado a identificar a esta con el devenir histórico. Por eso, dentro de su nuevo mundo, ya no hay lugar para una idea que haga referencia a la permanencia, a la eternidad. Y por eso, también, el abandono de la metafísica y su reemplazo por el positivismo y la fenomenología.

La potencia del espíritu humano ha quedado empobrecida, reducida al ámbito de lo que acontece. El hombre afirma conocer solo aquello que él mismo ha creado. Es decir: como él ha puesto las causas y condiciones de esa creación, (creación de factura estrictamente humana), por esa razón puede conocerla.

Obsérvese: en el pensar/obrar humano se ha registrado una verdadera revolución. En efecto, el intelecto abandona su finalidad natural de leer dentro de las cosas y pasa a convertirse en una ratio constructora. Si solo conocemos lo que hemos fabricado, nuestro horizonte de comprensión del ser se estrecha absolutamente.

Consecuentemente, ninguna esfera de la realidad podrá ser pensada en términos de algo absoluto o definitivo. Excepto, claro está, esta última afirmación, la cual queda a salvo de la contingencia histórica.

Todo se ha historizado: no solo lo interpretado, sino también quien interpreta. El sólido edificio en el que habitaba el ser ha sido abandonado y reemplazado por el constante devenir. Y dentro de este mundo lábil, absolutamente contingente, el hombre ha quedado desahuciado.

Fe católica vs. conciencia histórica

Cuando esta nueva mirada se enfrenta a la fe católica, determina que no puede asimilarla tal como existe. Para poder digerirla, esta fe católica debe ser transformada radicalmente.

La nueva conciencia asume el imperativo de Marx, expresado en su tesis IX sobre Feuerbach. Así como el mundo debe adquirir una nueva forma, de análogo modo, la fe debe sufrir un cambio sustancial. Y así como el filósofo alemán pretendía crear un hombre nuevo, así también la nueva Iglesia dará luz a un cristianismo diferente, plenamente humano.

En este sentido, la teología ya no podrá construirse a partir de un punto firme. Todo está sometido a la ley del cambio y, por eso, todo tiene un carácter de caducidad, de relatividad.

Desde aquí puede entenderse que la profesión y defensa de la verdad haya perdido todo sentido en la Iglesia actual, dominada por esta nueva conciencia. Los esfuerzos del catolicismo deben atender a las exigencias eventuales de la historia. Los teólogos católicos ya no deberán determinar qué filosofía resulta más apta para comprender la fe, evitando, de ese modo, que peligre su integridad.

La actual forma mentis exige resetear una nueva Iglesia, lo que significa, volver a empezar, re-formar y quitar los imprevistos reductos de resistencia que pudieran quedar. La filosofía del ser, o sea, la filosofía griega de la sustancia, debe ser superada definitivamente. Eso está clarísimo. Una inteligencia formada de acuerdo a la filosofía griega, como ya lo advertía Giovanni Gentile, es absolutamente refractaria a la conciencia histórica.

A partir del dogma de fidelidad a la historia, se buscará deconstruir el contenido de la fe católica para que el catolicismo se haga uno con los dictados históricos. Creo que la metamorfosis de sentido que ha sufrido la fe no registra parangón en la historia de la Iglesia.

La reinventada inteligencia de la fe, en oposición total a la de la Encíclica Fides et Ratio, no va a formularse desde una filosofía del ser. Lo que interesa es una nueva filosofía que esté en consonancia con la fluctuante conciencia histórica. Esta nueva filosofía, rica en categorías lábiles y cambiantes, será apta para adaptarse a todo tiempo y lugar.

«Si no creen, no permanecerán firmes»

Renglones más arriba referí que la fe católica, predicada por la Iglesia durante dos mil años, era renuente a conciliarse con la conciencia histórica. Por eso, la necesidad y urgencia, por parte de esta última, de socavarla y reformatearla.

Debemos considerar, ante todo, que la fe católica tiene por objeto permanecer. El texto de Isaías 7, 9, leído a la letra, expresaría esto: “Si no creéis no tendréis apoyo” (Cfr. Ratztinger. Introducción al cristianismo. Salamanca, Ediciones Sígueme, 1979, p. 48).

Solo puedo apoyarme en algo sólido; solo puedo estar a resguardo sobre una roca firme. Y eso firme no es la historia, sino el Yo soy del Éxodo. Es la solidez de Dios la que nos promete la salvación: participar de la consistencia de su Ser, y liberarnos del pecado mediante la gracia.

La fe no puede surgir en el mundo exclusivo y excluyente del hacer. La fe solo puede manifestarse en un mundo en que los hombres privilegian el ver o el oír por sobre el hacer.

Tenía razón el maestro de Giovanni Gentile cuando, con insistencia, le mostraba a su discípulo un punto clave. Él decía que había que abandonar definitivamente toda concepción que piense al conocimiento en términos de visión. Afirmar que el primer acto de la inteligencia humana es “leer dentro de las cosas” supone sostener la existencia de una realidad que exige ser leída. Y si exige ser leída, luego, no ha sido puesta por la actividad de mi conciencia: ha sido puesta por otro. Quien piensa al conocimiento en términos de “visión”, irremediablemente termina sosteniendo el ámbito de la metafísica y de la religión.

Algo queda claro: cuando se abandona definitivamente la teoría se está renunciando a toda realidad que esté situada más allá del mundo histórico. Pero pensemos en las gravísimas consecuencias que se han seguido de todas las “teologías” que han seguido a Marx. Y aquí me permito situar, en la misma línea de las teologías de la liberación y de la secularización, a la denominada “teología del pueblo”.

La actual Iglesia, la que se ha derivado de posiciones decisionistas, avasalla todo. Comienza por aquello que más escozor le produce: la verdad (la destrucción de la verdad creída). Sigue por el bien (la destrucción de la verdad vivida). Termina con la belleza (la destrucción de la verdad celebrada).

Daniel Lasa

 agosto 21, 2021 Que No Te La Cuenten